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La coordinadora de nuestro programa Formando Ciudadanía Digital, Amaranta Alfaro, dio a conocer los resultados de un estudio que comparó la práctica del sexting en jóvenes chilenos y uruguayos en el contexto latinoamericano, realizado en el marco de Global Kids Online, junto a los investigadores Patricio Cabello del CIAE Universidad de Chile y Matías Dodel de la Universidad Católica de Uruguay.
Para comenzar, Amaranta Alfaro explicó el origen del concepto sexting, término que combina las palabras sexo y texting (mensajear o textear en inglés). Esta palabra engloba un conjunto de prácticas, como la recepción de mensajes explícitos o sexuales en contextos tecnológicos, como celulares o redes sociales.
La investigadora señaló que es importante estudiar este tema dado que estamos inmersos en una “cultura cada vez más sexualizada”, tanto a través de la publicidad, televisión y redes sociales. En este contexto, el campo digital está reformando el sexo y la expresión sexual, particularmente para los jóvenes y es necesario aproximarse sin pánico moral.
“Tenemos que tratar de enfrentarnos a esto no con ánimo de decir “sí, está bien, que todos lo hagan libremente”, pero sí establecer que es una práctica que nosotros como padres, madres y apoderados no podemos llegar y prohibir a los y las jóvenes. La percibimos como una práctica de expresión y experimentación sexual, mediada por la tecnología, propia de la generación joven. Y nosotros tenemos que poder entregarles las herramientas y ciertos lineamientos como adultos cuidadores”, explica la coordinadora de nuestro programa.
A modo de descripción general, la literatura muestra que se trata de prácticas que predominan en jóvenes de género masculino, que las mujeres suelen ser más presionadas a incursionar en ello y luego son juzgadas, que se asocian a otras actividades riesgosas como el consumo de drogas o de alcohol y sexo sin protección; como también que se asocian a diferentes tipos de victimización como acoso, cyberbullying, depresión y violencia en la pareja; y se llevan a cabo esencialmente en plataformas como Snapchat y WhatsApp, y de manera más reducida en Instagram, Viber y Facebook.
En cuanto a los resultados del estudio, Amaranta explicó que se pudo establecer que de los jóvenes chilenos entrevistados, un 21% de ellos afirmó que había recibido mensajes de este tipo durante el último año; cerca de 1 en 10 niños chilenos no sabían si habían recibido mensajes con contenido sexual o no querían responder la pregunta. Además, se pudo observar que este tipo de mensajes pareciera predominar en jóvenes de género masculino y de mayor edad.
En Uruguay, el porcentaje es levemente mayor en el segmento de 13 a 14 años, ya que un 23% de los adolescentes declararon que habían recibido mensajes de este tipo, versus un 14% para el caso de Chile. Entre los grupos mayores, las respuestas son bastante similares entre ambos países (28% en Uruguay y 31% en Chile).
A modo de conclusión, Amaranta Alfaro señaló que se puede afirmar que el recibir mensajes con contenido sexual no es una práctica poco común entre jóvenes chilenos y uruguayos, dado que casi un cuarto de los jóvenes entrevistados declara que ha recibido mensajes de contenido sexual (21% en Chile y 25% en Uruguay).
Además, destaca que los resultados arribados concuerdan con la literatura existente en torno a que los niveles de daño expresado son mayores entre las chicas y adolescentes de menor edad cuando reciben mensajes con contenido sexual.
Finalmente, en materia de propuestas, la coodinadora de nuestro programa, señaló la relevancia que tiene referirse a las prácticas del sexting en los marcos de la educación sexual y las iniciativas de salud pública dirigidas a jóvenes para promover una actitud reflexiva y responsable entre los adolescentes.
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